Texto: E.Sancho/D.Caballo
Fotos: Diego Caballo
Algunos datos
De San Petersburgo a Moscú viajamos en un tren de alta velocidad mientras pudimos observar inmensos bosques de árboles monótonos y muy altos, con troncos delgados alzados hacia el cielo buscando el sol.
Los rusos son “muy serios” solemos decir, pero no es su carácter, es la consecuencia de su sufrimiento. Su régimen soviético no ha desaparecido del todo. Cualquier persona con 40 años ha vivido ese régimen más de la mitad. En todas las familias hay muertos de la II Guerra Mundial, que siguen doliendo. Los rusos de ahora son amables fríos, temerosos, que demuestran poco su afecto, y más aún en el caso del hombre porque para ellos es una especie de signo de debilidad. Hay que ser “hombre machote”. Hay que saber aguantar y sufrir.
Son gente de mucha educación cívica. Todo el pueblo “vigila” que se cumplan las normas de urbanidad, y por eso es muy difícil ver suciedad en sus calles o que se caiga un papel y no se agachen para llevarlo a la papelera.
Los años 90 del siglo pasado fueron muy tumultuosos. Todo se compraba y todo se vendía, incluido carreras universitarias. No todos alaban a Gorbachov, secretario general del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética 1985-1991, y jefe de estado de la Unión Soviética de 1988 a 1991, iniciador de la Perestroika (reestructuración), una reforma económica para desarrollar una economía interna de la Unión Soviética llevada a cabo por Mijail Gorbachov, quien el 25 de diciembre de 1991 cesó como líder de la URSS, se arrió la bandera roja en el Kremlin y la superpotencia comunista dejó de existir tras la caída del Muro de Berlín el 9 de noviembre de 1989, que unificó a las dos Alemanias, y dio inicio a la caída del régimen soviético.
Ahora, con Vladimir Putin, sucesor a dedo de Yeltsin, que fue presidente de la Federación Rusa de 1991 a 1999, los rusos están recobrando el “orgullo” de serlo, entre otras cosas por la “recuperación” de Crimea, que le ha provocado sanciones por parte de Europa y la incomprensión de tantos, además de serios problemas comerciales tanto de importación como de exportación. Atrás queda (desean que quede) Stalin, el que alcanzó la “gloria” junto a 27 fieles que también ostentaron el poder pero que después iría borrando de las fotos y de la vida.
Rusia, que es como 38 veces España, con el 70 por ciento de los recursos naturales del mundo pero con solo 150 millones de habitantes, tiene una esperanza de vida de 65 años en el hombre y 73 la mujer.
Con una Sanidad y Educación buenas, que pueden ser pública o privada, tienen una cifra de paro muy baja y una edad de jubilación de 55 años para las mujeres y 60 para los hombres, algo que en estos momentos quieren subir 5 años más para ambos casos. Los funcionarios se jubilan mucho antes.
Moscú antigua y moderna
Moscú es, desde luego, antigua. Ya en el siglo VI era lugar de paso de los eslavos, antepasados de los rusos, luego llegaron los varegos (vikingos) y más tarde los mongoles y los boyardos. Ya en el siglo XII (1.156) se construyó en madera el primer kremlin de Moscú. Pero el verdadero auge de la ciudad no llegó hasta Iván III el Grande y, sobre todo, de su hijo, el célebre Iván IV el Terrible que extendió el país desde los Urales hasta Siberia. La historia de Moscú siguió forjándose en los siglos siguientes de forma un tanto turbulenta. Revueltas, la llegada de los Romanov, zares, Pedro el Grande y Catalina la Grande, Nicolás II, guerras y revoluciones, Lenin, Stalin, Gorbachov... y Putin, claro.
De todos esos años, Moscú, que resistió a Napoleón y a Hitler, ha conservado grandes monumentos cuyo eje central es, sin duda, la Plaza Roja. Sus 500 metros de largo están marcados por las murallas del Kremlin a un lado y los gigantescos almacenes GUM, el mayor y más lujoso centro comercial de Rusia, al otro. Cierra uno de los lados estrechos el Museo de Historia, que contribuye con su fachada de ladrillo, como el muro del Kremlin, al nombre de la plaza, y el otro la espectacular catedral de San Basilio que con sus coloristas cúpulas se ha convertido en el mejor icono de la ciudad. Fue encargada por Iván el Terrible al arquitecto Postnik Yakovlev que en mala hora aceptó el encargo.
Según se dice, Iván quedó tan impresionado por la belleza de su obra que lo mandó cegar para que nunca pudiera volver a crear un edificio de tanta hermosura. Cosas como estas justifican el apodo de Terrible que tenía Iván... y esto fue antes de que matara a su propio hijo en un ataque de cólera, tal como muestra el magnífico cuadro de Iliá Repin en la espectacular Galería Tretiakov que reúne la mejor colección de arte ruso del mundo.
El muro del Kremlin (fortaleza), con sus 28 hectáreas de extensión, 20 torres en su muralla, que data de 1485, está interrumpido por el mausoleo de Lenin, que lleva allí impoluto embalsamado desde su muerte en 1924. Aunque el proceso fue revolucionario en su época y consiguió un resultado perfecto, hoy algunos dicen que, aunque se le inyectan periódicamente fluidos especiales, parte del cuerpo es de cera, cosa que las autoridades se apresuran a desmentir. En todo caso el ceremonial que le acompañó durante décadas desapareció en 1993, y un solitario soldado contempla aburrido las interminables colas de turistas. Por cierto, se dice que pronto será trasladado y enterrado en otro lugar.
De ese pasado moscovita queda mucho que ver, como el Teatro Bolshói, la Armería Estatal, Kolómenskoye, Kuskovo, la mencionada Galería Tretiakov o el Museo Pushkin de Bellas Artes, entre otras cosas. Vale la pena detenerse en la Catedral del Cristo Salvador, el templo principal de Rusia. La catedral tuvo un trágico destino, pues durante el régimen de Stalin fue destruida, ya que su lugar iba a ser ocupado por el Palacio de los Soviéticos, un descomunal edificio de 415 metros de altura coronado por una estatua de Lenin de 100 metros de altura, y en la cabeza de la cual, Stalin instalaría su despacho. El Palacio de los Soviéticos debía convertirse así en el edificio más alto del mundo y simbolizar el triunfo absoluto del comunismo soviético sobre el capitalismo. Aunque las obras llegaron a iniciarse, la llegada de la Segunda Guerra Mundial evitó su construcción. En la década de los 90 se construyó de nuevo la catedral siguiendo los planos originales.
El Mundial como referente
Pero Moscú quiere mostrar ahora su cara más moderna, más dinámica, más rica. Ha cambiado mucho en los últimos años y la celebración en Rusia del Mundial de fútbol le dio una perfecta excusa para modernizarse aún más. Los resultados han sido espectaculares, según nos reconocía Nikolai Gulyaev, antiguo campeón olímpico de esquí en los Juegos Olímpicos de Calgari y Jefe del Departamento de Deportes de Turismo de Moscú, un espacio administrativo que nació “por, para y durante el mundial pero que, dados los buenos resultados conseguidos, se ha decidido, al menos por ahora, continuar juntos”.
La Copa Mundial de Fútbol 2018 ha mostrado una nueva faceta de Moscú a una gran cantidad de invitados. En total, durante la Copa Mundial, 4,5 millones de personas visitaron Moscú, 2,3 millones de los cuales eran extranjeros y el resto ciudadanos de Rusia. Alrededor del 60% de ellos eran fanáticos del fútbol.
Para Gulyaev, “uno de los principales objetivos después de la Copa Mundial de Fútbol será utilizar de manera efectiva la infraestructura restante y el efecto de imagen de la Copa para aumentar los flujos turísticos y los ingresos del turismo en el futuro”. Este y otros temas se tratarán en diciembre durante la celebración de la primera edición de un Foro Internacional de Turismo de Moscú para operadores turísticos extranjeros y representantes de los medios de comunicación. La iniciativa pretende convertirse en una de las plataformas mundiales líderes para el intercambio de experiencias en este campo.
La joya del Mundial es el estadio Luzhniki que fue el escenario de la inauguración y de la final y tiene capacidad para 80.000 personas. Fue construido en 1956 como Estadio Central Lenin –todavía su estatura preside la entrada– y albergó eventos como los Juegos Olímpicos de 1980, la final de la Liga de Campeones 2008 o el Mundial de atletismo 2013. En su renovación se han
invertido 338 millones de euros y, curiosamente, una buena parte fue a parar al césped del campo que se cuida con mimo. La pasión que despertó el fútbol ha llevado a instalar en algunos urinarios una pequeña portería y un balón para que los usuarios apunten y no se salgan fuera.
Naturaleza en el centro de la ciudad
Tal vez uno de los lugares más representativos de ese nuevo Moscú es Zaryadye Park, inaugurado hace apenas un año, situado en un gran espacio de 13 hectáreas que albergó el hotel más grande de Europa, el Rossiya con 3.500 habitaciones, ordenado por Nikita Khruschev y demolido en 2006, situado entre la Plaza Roja y el río Moscova. Los arquitectos Diller Scofidio + Renfro y los
especialistas en paisajes Hargreaves Associates, procedentes de Nueva York –un símbolo de la nueva política rusa– han conseguido crear una serie de edificios casi subterráneos, cubiertos por el enorme parque. Hay un Centro de Conferencias y Conciertos, un Centro de la Naturaleza, que todavía no tiene ningún propósito, un elegante restaurante dedicado a los viajes espaciales, donde los saleros y pimenteros son cascos de cosmonautas de porcelana blanca.
Pero sin duda lo que más llama la atención es una estructura con forma de bumerang que vuela sobre el río, sin llegar al otro lado y que ofrece a los visitantes vistas extraordinarias del imponente edificio de terraplenes de Stalin y nuevas formas de mirar hacia atrás al Kremlin y los dulces multicolores de la Catedral de San Basilio. El propio presidente ruso Vladimir Putin animó al alcalde de la ciudad Sergei Sobyanin, a convertir el terreno en un enorme parque. Un pulmón verde en la con frecuencia contaminada Moscú. No es el único, de hecho el 42 por ciento de la superficie de la ciudad es verde
Rascacielos de antes y de ahora
Buena parte de ese arriba que mencionábamos al principio son 'Las siete hermanas de Stalin' otra idea grandiosa del dictador que en 1947, cuando la ciudad cumplió ochocientos años, ordenó construir ocho rascacielos para celebrar la efeméride y mostrar, de nuevo, el poder de la URSS. Los rascacielos se construyeron en sólo diez años y, hoy en día, se mantienen siete de ellos, conocidos como 'Las siete hermanas de Stalin.
Moscow City también se ha convertido en un punto de interés imprescindible para los visitantes que acuden en masa para admirar Moscú desde las plataformas de observación de algunos de los edificios más altos de Europa, como la Mercury City Tower o la Torre Federación. Esta última, de 374 metros de altura y 95 plantas es el edificio más alto de Europa, al menos hasta que se termine el Lakhta Center de San Petersburgo. Curiosamente, en la última planta hay está la fábrica de helados "Clean Line". Y aún más curioso, los ofrecen gratis.
El único inconveniente de este gran complejo que vale la pena visitar es que hay que atravesar Moscú y para eso hay que echarle valor. El tráfico no solo es siempre intenso sino además caótico. Tal vez la explicación de la abundancia de vehículos es que la gasolina es muy barata. La súper de 95 cuesta 46 rublos, unos 60 céntimos de euro, menos de la mitad que en España. Otra explicación es que la capital rusa ha pasado a ser una de las más ricas del mundo. Se estima que es la que tiene más millonarios, con excepción de Nueva York. Los gigantescos anuncios luminosos de productos de lujo que a veces ocupan fachadas enteras así lo atestiguan.
Las “joyas” subterráneas
Toca ahora hablar del abajo de Moscú. Y naturalmente hay que empezar haciéndolo con el Metro, que es definido como el “Palacio del Pueblo” y que no solo es la manera más fácil y fiable para moverse por la ciudad –cada día recorren las 234 estaciones y 14 líneas más de 9 millones de usuarios– sino uno de los principales atractivos turísticos, históricos y arquitectónicos de la capital.
Hay decenas de estaciones que merecen una visita, están clasificadas como los hoteles por estrellas, de las de cinco estrellas hay más de 20 en distintas líneas, pero tal vez las más destacadas en este "palacio subterráneo" revestido de granito y mármol, con mosaicos, esculturas y vitrales, son "Kievskaya" (línea azul) mosaicos dedicados a la vida de la gente de Ucrania, "Komsomolskaya" (línea circular), mosaicos en el techo, "Mayakovskaya" (línea verde) ganadora de muchos premios por su decoración, "Ploshchad Revolutsii" (línea azul) esculturas de los trabajadores, soldados y ciudadanos corrientes rusos, "Arbatskaya" (línea azul), "Chkalovskaya" (línea verde claro), una de las estaciones de nueva construcción, de diseño minimalista futurista.
También bajo tierra y convertido en uno de los recientes iconos de la ciudad es el llamado Bunker 42, un lugar donde Stalin se refugió y daba las órdenes al durante la Segunda Guerra Mundial y que cobró un papel destacado en la década de los 50 durante la Guerra Fría. El Bunker 42 (antiguo ZKP “Tagansky” o GO-42) se encuentra a una profundidad de 65 metros (18 pisos) bajo tierra en el centro de Moscú cerca de la estación de metro Taganskaya. En 2006 fue vendido en una subasta y ahora está en manos privadas que lo han convertido en un museo dedicado a la Guerra Fría. El Bunker 42 estaba totalmente equipado con todo lo necesario en caso de un ataque nuclear. Las existencias de productos, combustible, regeneración del aire y sistemas de purificación, el suministro de agua potable podrían proporcionar todo lo necesario al personal durante varios meses.
Lo que no debe perderse
En este caso hemos tenido la ocasión de conocer al menos una parte importante de Moscú, alzada sobre 7 colinas y con sus tres anillos:
- Bulevares (s.XV)
- Jardines (s XVII y XVIII
- Tercer anillo
Plaza Roja, kilómetro 0 y de donde parten los 3 anillos. Gracias a la visita panorámica programada y más detenidamente la zona universitaria, Templo de Cristo San Salvador, erigido en el siglo XIX para para conmemorar la victoria del pueblo ruso sobre Napoleón. También hemos disfrutado de la parte nueva de la ciudad, donde destacan el Parque de la Victoria, creado en memoria de la victoria en la II Guerra Mundial, la Avernida Kutuzov, donde se halla el Arco del Triunfo.
Hay que visitar despacio la Galería Tretiakov, considerada como el tesoro nacional de bellas artes de Rusia. Ver, contemplar, escuchar… la Plaza Roja y, por supuesto el Kremlin, sede la presidencia rusa, con el conjunto de edificios, jardines y su cierto halo de “misterio” por todo lo que nos evoca. En otra ocasión, ya más relajados, recomendamos un paseo por la calle Arbat, una avenida peatonal dentro del casco histórico de Moscú, y por supuesto hay que viajar en metro.
Hay que sentir el relax y transportarse a los sueños en el Lago de los Cisnes (quizás también podríamos llamarlo de las lágrimas), navegar por el río Moscova, viajar en el tren golondrina, que le da la vuelta a Moscú…
Monasterio de la Trinidad y San Sergio
Este Vaticano ruso es el centro espiritual de la iglesia ortodoxa. Está a unos 70 kilómetros al noreste de Moscú y alberga en estos momentos a unos 300 monjes. Patrimonio de la Humanidad desde 1993, es un claro ejemplo de monasterio ortodoxo.
Su iglesia principal es la de la Asunción, que nos recuerda la homónima del Kremlin, es también lugar de peregrinación, especie de “Camino de Santiago” ruso, con agua “milagrosa”, que importaba poco todo el entorno en la era soviética, por lo que sufrió grandes desperfectos, entre otras cosas, porque buscaban más el valor de los marcos (oro y plata) que el de los iconos que mostraban.
Tras este viaje solo nos falta volver. Rusia merece una y muchas visitas en diferentes épocas del año para disfrutar de su gente, paisaje, de su arte… del encanto de viajar, que es también caminar hacia el interior de uno mismo.
Cómo ir:
El potente buscador de vuelos jetcost.es ha encontrado la mejor combinación para viajar desde España a Moscú, gracias a la compañía Air Europa que funciona en código compartido con Aeroflot. Desde Madrid y Barcelona hay tres conexiones directas diarias y también hay dos vuelos diarios desde Málaga, Alicante y Valencia. El servicio a bordo de Aeroflot es impecable, salvo que primero sirven la bebida (sin alcohol) y a la media hora la comida... eso sí, caliente.
Dónde dormir:
El buscador de hoteles hotelscan.com ha encontrado en Moscú nada menos que 7.370 alojamientos de los que una treintena son de cinco estrellas.
Más información:
Department of Sport and Tourism of Moscow
Turismo de Rusia en España
TRAVELPLAN
Un viaje que no está mal es el que organiza la Comunidad de Madrid en coordinación con agencias de viajes como Halcón. Suelen tener una duración de 8 días y su precio roza los 1.500 €, que incluye los vuelos Madrid-Moscú-San Petersburgo-Madrid y el viaje en tren de San Petersburgo a Moscú, en régimen de pensión completa, autobús, acompañante de Travel Plan y guías locales atentos y bien preparados, salvo excepciones, como en el caso de la guía que nos tocó en Moscú. Se llama Gala, que enseguida quedó bautizada como Stalingala por su forma dictatorial y falta de educación.
Pies de fotos por orden de aparición:
- Lago de los Cisnes
- Reloj floral en la Plaza de la Victoria
- Plaza de la Victoria
- Baños públicos
- Río Moscova
- Extendida moda de los candados del amol
- Cúpula
- Plaza Roja
- Cúpula
- Prohibido hacia dónde?
- Fachada del Teatro Bolshoi
- Sonrisa de nuestro conductor de autobús
- Edificio religioso
- Féretro de San Gergio en el Vaticano ruso
- Vaticano ruso
- Vaticano ruso
- Monje
- Retrato de militar
- Lenin
- Espectáculo típico
- Metro
- Metro
- Ante panteón de Lenin