Texto y fotos: Diego Caballo
Visitar la Sierra Norte de Guadalajara, en la comunidad autónoma de Castiulla-La Mancha, es encaminarse a la arquitectura negra, tan diferente y atractiva; es evocar y pisar rutas literarias, como la del arcipreste de Hita, Buero Vallejo o Camilo José Cela; es dirigirnos a la Vía de la Plata, el Camino de Santiago o la Ruta del Cid, que también forman parte de este variado paisaje que ahora luce de forma multicolor, a veces con masas de flores amarillas, que es la flor de la colza.
Según nos recuerda la guía, en la provincia de Guadalajara hay 288 municipios y de ellos una gran mayoría con menos de cien habitantes, como ocurre con el pueblo de Huerta donde dos familias se turnan cada quince días para que no se quede solo durante el invierno. Son pueblos, nos dice, que se “cierran” al anochecer porque tienen residencia en otras localidades más grandes.
Cogolludo
Nuestra primera parada es en la Plaza Mayor de Cogolludo, en la que sigue luciendo uno de los primeros palacios del Renacimiento. Este municipio, de arquitectura popular, fue señorío de los duques de Medinaceli y en su término municipal se encuentra la bodega Río Negro, a la que accedemos a través de sierras suaves y verdes llanuras hasta alcanzar unos mil metros de altura, donde quizás se encuentran los viñedos más altos de España.
Bodega Río Negro
Es una bodega muy bien cuidada, de producción corta pero encaminada a conseguir caldos distintos y de calidad, sobre todo los blancos, como hemos podido apreciar.
Empezó en 1998 para ir perfeccionando y creciendo hasta llegar en estos momentos al cultivo de 42 hectáreas de viñedo de la variedad franco-alemana gewurztraminer, variedad muy productiva de maduración lenta y gran poder aromático que crece mejor en los climas fríos, por lo que se ha adaptado muy bien a estos terrenos donde han llegado ya a una producción, además del tinto y rosado, de poco más de doscientas mil botellas de un vino blanco con un peculiar aroma y sabor producto de una feliz combinación de los componentes de esta uva que lo hace distinto.
Campisábalos
Para llegar a Campisábalos pasamos por Somolinos, con su molino harinero en funcionamiento, un municipio con 33 habitantes ejemplo de despoblación, de zona árida y caliza que ofrece como ventaja pocas modificaciones del entorno natural como si por aquí no se hubieran sucedido los años, los siglos. Es una zona muy rica en micología y en la que podemos recolectar boletus, níscalos y lengua de vaca, entre otras
Campisábalos, con una población censada de 50 habitantes, que desciende en invierno a no más de 20 pero con importantes iniciativas, que es lo que distingue a los pueblos que prosperan de la mano de alcaldes que piensan en el presente cuidando y conservando y en el futuro con proyectos que mejoran el entorno y revitalizan la zona, como nos ocurre aquí, donde tenemos la posibilidad de visitar su Centro de Interpretación, que a su vez nos ofrece bar, restaurante y alojamiento.
Visitamos también su iglesia de San Bartolomé, que es un buen ejemplo del denominado románico rural en esta provincia. Data del siglo XII y conserva sus elementos originales, a excepción de la torre. Lo más destacado es la capilla de San Galindo, en cuyo friso exterior está el Mensario, que hace alusión a las faenas del campo a lo largo del año, como nos cuenta Severino, un anciano del lugar que es enseñanza y sabiduría para el visitante.
Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara
El Parque Natural de la Sierra Norte de Guadalajara es otra parada obligatoria para los que quieran conocer y disfrutar de esta ruta. Engloba a las sierras Ayllón y de Pela, entre otras, así como el Hayedo de Tejera Negra y espacios naturales como la Reserva Fluvial del río Pelagallinas, Reserva Nacional de Caza de Sonsanz o la del Macizo del Pico del Lobo-Cebollera.
En estos sistemas montañosos están las mayores altitudes de la provincia, como el pico del Lobo, con 2.273 metros, y el Cerrón, con sus 2.199 metros, ambos surcados por las cuencas hidrográficas de los ríos Jaramilla, Jarama, Lozoya, Sorbe y Bornova, que aportan aguas de excelente calidad.
En este Parque Natural encontramos un atractivo clima gracias a la presencia de una gran diversidad de bosques y paisajes que exhiben encinares, hayedos, pinares y bosques de ribera, así como matorrales y pastizales que son aprovechados por los ganaderos y también una fauna que incluye, entre otros, al corzo, lobo águila real y perdicera.
Cantalojas
Parte del municipio, a más de 1.300 metros sobre el nivel del mar, se encuentra dentro del Parque Natural de la Sierra Norte y a su término municipal pertenece también el hayedo de Tejera Negra. Bañado por los ríos Lillas y Zarza, que encañonados pasan a ser conocidos como río de la Hoz, Cantalojas dista poco más de noventa kilómetros de Guadalajara y nos ofrece una temperatura en verano aceptable pero que en los rigores de invierno alcanza los 15 o 20 grados bajo cero.
Valverde de los Arroyos
Después nos encaminamos hacia Valverde de los Arroyos, con una población de cien habitantes a la que hay que sumar los que residen en la pedanía Zarzuela de Galve.
Aquí podemos disfrutar de su arquitectura negra, de mampostería funcional, artesanal y uniformada a base de pizarra y cuarcita, siguiendo la tradición, casi siempre sin argamasa de unión, rodeada de dos gargantas de agua y pequeños valles fértiles y verdes que producen ricas hortalizas y frutales.
La zona nos ofrece disfrutar de un magnífico paseo por las cercanías de las Chorreras de Despeñalagua y su impresionante cascada, con una caída que supera los ochenta metros de altura, mientras observamos en nuestra subida el pico del Ocejón, que se eleva a 2.046 metros y separa dos cuencas: Jarama y Sorbes.
Su subida a pie es contemplar el paisaje que nos ofrece sus sierras y la soledad de estos parajes, que son buen ejemplo de la denominada España vaciada, con robles, conífera, y jaras que muestran una tímida limpieza de monte gracias a pequeños rebaños de ovino y caprino, algo de vacuno y cerdos de autoconsumo en estas tierras donde existieron asentamientos celtíberos.
Campillo de Ranas y las bodas gais
Para llegar a Campillejo de Ranas pasamos por Campillejo, otro peculiar enclave de arquitectura negra, al pie del pico Ocejón, que a mediados del siglo XIX contaba con 17 casas y una ermita y en la actualidad, según nos dicen, no pasa de la veintena su número de vecinos.
En Campillo de Ranas, claro ejemplo de los pueblos negros, tampoco pasan de 50 las personas que habitan el pueblo todo el año aunque alcanza los 200 ya que engloba las pedanías de Campillejo, El Espinar, Roblelacasa y Robleluengo además de los despoblados El Vado, Matallana y La Vereda, todos ellos incluidos en el Parque Natural de la Sierra Norte y en las cercanías del pico Ocejón.
El municipio, que ya aparece en obras literarias como los Episodios Nacionales, de Galdós, saltó a la fama mundial gracias a la celebración de bodas gais desde que su alcalde, Francisco Maroto García, madrileño, apicultor de profesión, fuera uno de los primeros en declarar públicamente su homosexualidad, en dar el sí, quiero, y en decir que casaría en el pueblo a las parejas del mismo sexo que quisieran gracias a la aprobación de la ley por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, el día 3 de julio del año 2005, que permite el matrimonio entre personas del mismo sexo en España.
Gracias a ese boom se ha revitalizado enormemente la zona. Se han creado 16 casas rurales, un albergue y apartamentos que suman más de 150 camas, restaurantes y proyección del pueblo a nivel internacional.
Ahora, después de tantos años oficiando ese tipo de bodas, sigue teniendo un promedio de 80 o 90 casamientos anuales, aunque – nos dice- de ellas apenas pasan del cuatro por ciento que son entre personas del mismo sexo.
Maroto se dirige a nosotros desde el salón de plenos del ayuntamiento, donde luce la bandera arcoíris con los colores que simbolizan la diversidad de la comunidad de LGBT (gay, lésbico, bisexual y trans). Nos cuenta que ha casado gente de muy diferentes partes del mundo, como Japón, Australia, Islandia…, que se han celebrado y se siguen celebrando bodas temáticas (por ejemplo, vestidos como en el Señor de los Anillos), y que en la actualidad hay
muchas parejas que vienen ya casados pero que luego hacen aquí su paripé. Casarse en Campillo – dice el regidor – es sentirse más acogido porque, entre otras cosas, sabes que el que te casa es del colectivo, y añade que los fines de semana hay hasta dos y tres bodas gracias a lo cual se alcanza una población flotante de un millar de personas, que significa desarrollo del pueblo y de la zona en general.
Majaelrayo
Este municipio, también de arquitectura negra y que tampoco alcanza el centenar de habitantes basó su economía en la ganadería y en la explotación de sus bosques hasta que empezó a potenciarse el turismo rural, que trajo consigo la construcción de casas nuevas y, fundamentalmente, la rehabilitación de edificios antiguos de alto valor histórico y cultural.
Ha sufrido una gran despoblación y parece encontrarse en los más remoto, como nos daba a entender aquel famoso anuncio televisivo del vehículo todoterreno Mitsubishi Montero, que llega adonde no llega nadie, que casi por casualidad dio con Jesús García Velasco, el abuelo de Majaelrayo, que tan popular se hizo en los años 90 del siglo pasado con su peculiar y entrañable voz preguntando, entre otras cosas,: Y el Madrid qué, otra vez campeón de Europa, ¿no? Cabrero vocacional y actor principal después de otros anuncios, como el de la fabada, murió en el año 2010 cuando le faltaban dos días para cumplir los a88 años de edad
Tamajón
En esta Ruta de la Arquitectura Negra de pequeños y austeros pueblos que lucen su peculiar fisonomía rústica y arquitectónica, Tamajón, conocido popularmente como la puerta de la Arquitectura Negra y con una historia de más de quinientos años, es, para algunos, el inicio del recorrido. Nosotros hemos terminado aquí.
No pasan de los 120 habitantes, por lo que también se suma al despoblamiento de la zona como consecuencia de la muerte de los ancianos, la baja natalidad y a los jóvenes y adultos que emigran. Aun así, no faltan las iniciativas, como la construcción de una piscina cubierta, un centro sanitario de guardia permanente y más de 150 camas que ofertar a los visitantes.
Guadalajara es un gran mercado de turismo residencial para Madrid, pues su cercanía y sus buenas comunicaciones por tren y carreteras ofrecen todas las posibilidades de escapadas de fin de semana a lo largo del año y del disfrute de su frescor en la época estival, pero también lo es para visitantes de todos los lugares por sus atractivos turísticos, magnífica gastronomía y un sinfín de posibilidades de disfrute natural.
En este viaje, organizado por la CEOE-CEPYME, la Federación Provincial de Turismo y la Diputación Provincial de Guadalajara, hemos tenido ocasión de comprobarlo y disfrutar de la soledad y el silencio de pueblos que habitan entre paisajes de líquenes, que solo están presentes en piedras y troncos de árboles cuando la pureza del aire nos invita a purificar nuestros pulmones.
Pies de fotos
- Palacio en la plaza Mayor de Cogolludo
- Viñedos de la bodega Río Negro
- Severino nos explica la iglesia de San Bartolomé
- Mensario
- Casa típica
- Construcción sin argamasa de unión
- Casa típica
- Chorreras de Despeñalagua
- Alcalde de Campillejos de Ranas, Francisco Maroto García
- Abuelo de Majaelrayo
- Normas sobre enterramientos