Por Juan Pedro Plaza Carabantes*
Más de 2.000 años contemplan a Mérida.
Fundada en el año 25 aC. por el emperador romano Octavio Augusto, para que pudieran descansar los veteranos de las guerras cántabras, en plena “Vía de la Plata”. Por ello, fue dotada con todas las comodidades: Teatro, con un aforo para ms de seis mil personas; Anfiteatro, para las luchas entre gladiadores, fieras…; Templos como el de la diosa Diana; Acueductos, como el de los Milagros, excepcional obra de ingeniería para transportar el agua del cercano Embalse de Proserpina; Arcos, como el de Trajano, en el acceso principal a Emérita Augusta; Puentes para salvar los ríos Albarregas y Guadiana, o Termas a las que tan aficionados eran y que nos legaron sus beneficiosos efectos de las aguas frías, calientes, vapores, gimnasios…, como las del cercano Balneario de Alange, a unos 20 kms.