Texto y fotos: Miguel Casas (GUÍA MIGUELÍN)

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Con el nombre genérico de El Asador de Aranda, su propietario, la familia Palomero, tuvo la idea de dar a conocer, por casi todas las ciudades grandes de España, lo que es, y lo que se guisa en un figón castellano, con su cocina y sus productos autóctonos.

El primero fue en la Plaza de Castilla de Madrid, en 1983. En la actualidad, tiene sedes en Madrid, Barcelona, Valladolid, Sevilla, Oviedo, Zaragoza y Valencia,  

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Todos los asadores, están estratégicamente situados en las mejores zonas de las ciudades, donde por sí solos, los locales llaman la atención.

El denominador común de todos los establecimientos, es su bonita decoración, tanto externa como interna, tipo mesón castellano, donde predomina la madera en sus paredes y vigas. Con mesas, sillas y butacas rústicas.

El más representativo y conocido de Madrid, es La Tahona que se inauguró en 1985.

Está situado en la zona de Azca, más conocida por la City Financiera de Madrid,

Su clientela la conforman mayoritariamente ejecutivos de las empresas cercanas.

La decoración de La Tahona es espectacular. Cuando entras, con lo primero que te encuentras es con una espléndida barra de bar, toda de madera con las paredes y pilares forrados igualmente, que crea un ambiente confortable.

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Interiormente tiene varios comedores, algunos con un lujo que llama la atención. Sus techos revestidos en madera labrada, sus ventanas con cristales de colores y dibujos de escenas medievales y sus paredes simulando piedra, que, junto con las mesas y sillones macizos, te hacen trasladarte a otras épocas.

Dominan con maestría (lo atestiguan sus muchos premios) los Asados… El secreto de un buen asado, depende de tres cosas: primero la materia prima, es decir, la calidad del lechazo. Este tiene que ser de raza churra, su peso no debe ser superior a los seis kilos en canal y su alimentación solo a base de leche.

Segundo el horno, que tiene que estar confeccionado con adobe y la madera que se queme, solo debe ser encina. Y por último y no por ser menos importantes, el conocimiento del maestro asador, quien domina los tiempos de todo el proceso de asado.

La carta es bastante corta, como entradas: las famosas morcillas fritas, las mollejas de lechazo, las alcachofas en temporada, el chorizo cocido y los pimientos del piquillo.

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De segundo: el lechazo que se suele pedir por cuartos, te lo presentan en la mesa cuando sale del horno y lo retiran para partirlo.

También si lo pides te hacen unas chuletillas a la brasa y te las presentan en la mesa con unas brasas individuales para que las hagas a tu gusto. Así como cochinillo al horno y entrecot.

Los postres suelen ser caseros y merece la pena probar, su famoso hojaldre de crema.

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Mención aparte merece su pan de torta, se conserva junto al horno y se sirven calentitas.

La bodega no es muy extensa, pero muy bien seleccionada, con grandes añadas de la Ribera del Duero.

Los días de cierre son alternativos según los restaurantes.

Por motivo de la pandemia, han desarrollado un servicio de envío a domicilio, que ha tenido una gran aceptación, por parte de su clientela.

Precio medio 40 €.

c/ Poeta Juan Maragall, 21 Madrid

Teléfono 915550441.-

Para ver el resto, entrar en Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.


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