Texto y fotos: Miguel Casas (GUÍA MIGUELÍN)
Esta taberna gallega, ha cumplido sesenta años, la inauguró en 1961 Alfonso Ramos y su mujer Maxi en el Barrio de Tetuán. Alfonso falleció el año pasado y Maxi se jubiló. Actualmente, son sus hijos Alfonso y José Pedro, los responsables de seguir con la tradición y mantener el listón, al menos tan alto como lo dejaron sus padres. Cuentan con la ventaja del asesoramiento de su madre.
En un principio, funcionó como taberna y poco a poco Alfonso, que era Sanabrés de nacimiento y muy vinculado con Galicia, fue incorporando productos gallegos, hasta que, aprovechando la remodelación del Barrio de Tetuán en 1991, reformó la taberna, creó en torno a la barra, el comedor y la cocina, donde preparar mariscos, pescados y carnes y dedicarlo solo a restaurante.
El barrio ha sufrido una gran transformación y es curioso, comprobar que en una calle estrecha, donde todavía quedan casitas bajas, y en torno al espacio de La Castañal, estaciones vehículos de alta gama y un aparca coches, se encarga de estacionarlos.
Es un sitio un tanto peculiar, sin lujos, limpio, sin pretensiones, porque el local da para lo que da, pero lo compensa con creces, con la gran calidad de su cocina y la profesionalidad del equipo humano.
La materia prima viene de Galicia y los mariscos y pescados los traen directamente de las lonjas de El Grove y Moaña.
Es un lugar donde te encuentras personajes de la vida pública, futbolistas, artistas, periodistas y clientes con ganas de tomar un buen marisco, a un precio razonable.
El comedor es más bien pequeño. A la izquierda de la puerta de entrada tiene una barra que, en su extremo, han instalado un expositor frigorífico donde se conservan los mariscos y es donde se exponen, los centollos coloraditos y otros animalitos que da gusto ver.
Las mesas están situadas frente a la barra y las paredes están decoradas con algún bodegón.
La carta es cantada, de ello y de tomar nota, se encargan Alfonso y José Pedro, que te asesorarán sobre el marisco del día y pescados.
Mientras tomas el vino o la cerveza y esperas a que te digan lo que se puede tomar, para entretenerte te ponen un platito de bígaros, así se hace la espera más corta.
Encima de la barra y debidamente protegidos, se exhiben los “animalitos”, que suelen tener casi siempre, como: percebes, centollos, nécoras, ostras y camarones. Si hay algo novedosos como los santiaguiños, que tienen de vez en cuando, te lo recomiendan.
De pescado: merluza, rodaballo que lo preparan a la gallega o plancha, lenguado, raya o lo que encuentran novedoso en la longa, sus proveedores.
Durante los meses de febrero, marzo y abril, es uno de los pocos sitios que tienen lamprea a un precio razonable, no les hace falta publicitarla, la clientela fiel lo sabe.
Las carnes son también gallegas, destaca la chuleta de Moaña y el lacón con grelos.
Los postres son gallegos: las filloas, la tarta de Santiago y el queso de tetilla con membrillo.
La bodega es discreta, tiene buenas referencias de vinos gallegos y buenas añadas de la Rioja y la Ribera del Duero.
Dispone de aparcamiento propio y aparcacoches.
Cierra domingos noche y lunes.
Precio medio 50/60 €.
Berruguete, 78.- Teléfono 913115202.-Madrid.