Texto y fotos: Miguel Casas (GUÍA MIGUELÍN)
Este pequeño restaurante está situado en una zona céntrica y tranquila de Madrid, a dos pasos de la Glorieta de Alonso Martínez, teniendo de vecinos a la Audiencia Nacional y la SGAE. Es complicado aparcar, el aparcamiento público, más cercano es el de la Villa de París.
Sus propietarios son Ángel López y Mª Magdalena. Ángel trabajó durante 35 años como Chef en el antiguo Horno de Santa Teresa.
En el año 1987 Mª Magdalena se instaló por su cuenta junto con su hija Lola y su marido José hasta que en el 1994 Ángel se incorporó a esta aventura, hasta su jubilación.
Su hija Lola, acompañada de José, su marido, han sido los que han impulsado el negocio hasta hace unos meses que José falleció. Su ausencia se nota en el estado de ánimo de Lola. Ángel de vez en cuando le gusta pasarse por allí, pese a su mala salud de hierro, a saludar a su variopinta clientela, formada por artistas, políticos, ministros, escritores, etc.
Tienen por norma no desvelar los nombres de la gente que allí acuden, no hacen publicidad del negocio porque creen que la mejor propaganda es la que sus clientes se encargan de hacer con el método boca oreja.
El salón es pequeño y está decorado de forma sencilla, pero aun así es acogedor, la verdad es que no necesita mucho más, solo con el cariño y la amabilidad te hacen sentir como en casa. No obstante, le vendría muy bien una pequeña renovación y una mejor iluminación.
El Nuevo Horno de Santa Teresa era conocido por su cocina casera, por su excelente materia prima, que en las manos de Ángel las convertía en manjares.
Los platos más conocidos eran la fabada, el panaché de verduras naturales, que las preparaba una a una las distintas verduras, la sopa de cocino y por encargo, el cocido completo, las croquetas, las setas en temporada, los platos de caza y bordaba la casquería.
A la jubilación de su padre, Lola decide con su marido olvidarse de la cocina y dedicar todos sus esfuerzos a un solo plato, El Cocido Madrileño, que era cada vez más solicitado por sus clientes.
En Madrid hay una serie de entidades ligadas al Cocido, como son El Club de los Amigos del Cocido, La Ruta del Cocido Madrileño y otros, que se dedican a visitar establecimientos y mediante votación de la clientela o de los miembros de las distintas organizaciones determinan cual es el mejor.
Lola se apuntó a la IV Ruta del Cocido Madrileño en 2014 y el Jurado le otorgó el premio al Mejor Vuelco de Carne.
Sin duda fue el revulsivo para apuntarse a la siguiente convocatoria, la VII Ruta del Cocido Madrileño y fue la ganadora de La VII Ruta, galardón que le fue entregado en el Parador de Chinchón el 15 de febrero de 2017 de la mano de su Presidente Alberto de Prados.
El cocido de Lola lo sirven a tres vuelcos, las mesas están previamente preparadas con unas patatas fritas y una bandejita con las guindillas y la cebolla.
La ceremonia empieza con el primer vuelco, la sopera con la sopa, su tamaño depende del número de comensales y cuando son muchos, se dividen entre cuatro. Cada uno se sirve lo que quiere y se acompañan de la cebolla y de las guindillas, que las tiene de dos tañamos, en función de su picor.
El siguiente: los garbanzos y en fuente aparte, las zanahorias, repollo, patatas y el relleno. El tercero: las carnes, servidas en bandejas diferentes, si son muchos los comensales y que contienen para cada comensal: punta de jamón, hueso de caña con su tuétano, tocino de dos texturas, gallina, morcillo, chorizo y la morcilla (cocida aparte) para que no destaque el sabor.
Y para terminar con algo dulce, el postre más demandado es la torrija, que las tiene durante todo el año.
La bodega es discreta, con algunas ofertas interesantes.
Abre de lunes a sábado, solo al mediodía.
Conviene reservar con un poco de tiempo.
Precio medio 30 €
Santa Teresa, 8.- Madrid.
Teléfono 913080590