Texto y fotos: Miguel Casas (GUÍA MIGUELÍN)
Próximo a la calle de Alcalá, en el Barrio de Ciudad Lineal, se encuentra esta taberna, que anteriormente albergó a dos famosos restaurantes, que la crisis se ha llevado por delante.
El nombre del restaurante es el de su propietario Koldo Sanmartín, que lleva el día a día y se cuida de tener contenta a su clientela.
Koldo es natural de Vitoria-Gasteiz, aprendió cocina y se vino a trabajar a Madrid. Su primer trabajo fue en el año 1989 en Iriza, la “Casa Vasca”, estuvo una temporada y se fue a practicar otro tipo de cocina al Hotel Palace. Su siguiente salto fue a Castellana 179, que la inauguró y estuvo diez años, después Algaya y otros, hasta que en 2014, se decide a dar el paso definitivo de ponerse por su cuenta.
Lo primero que te encuentras al entrar, es una buena barra a la izquierda y un salón, donde se aprecian sus paredes de ladrillos a cara vista, donde tienen colocadas mesas bajas y altas, utilizadas para el tapeo y el plato del día.
El comedor, está situado en otro ambiente, lo ha ampliado cerrando la terraza y su decoración es muy sencilla. Un friso verde de madera a media altura, paredes pintadas en tono claro y dos antiguas tinajas de barro, que en sus días se utilizaban para guardar el vino.
En su comedor rezan dos hermosos carteles, escrito en vascuence, uno me llamó la atención y dice ON EGIN DEIZUELA JANAK, KALTERIK EZ EDANAK, que significa en español “Que os haga bien la comida y ningún mal la bebida”, sin retórica “Qué aproveche”.
Su cocina es de mercado, con algunos platos característicos de la cocina vasca. Su carta no es muy amplia, pero está equilibrada. Se puede empezar, con un “Pika-Pika” como curiosamente está escrito en su carta (todas las “c” las ha sustituido por “k”): anchoas de un pueblo al lado de Bilbao, paleta ibérica de bellota entreverada, acompañada de un pan de cristal con tomate arrastrao, un foie gras de pato casero, brazos de pulpo doraditos sobre patatas revolcones, habitas fritas con jamón y huevines de codorniz y un falso arroz al vermut de barril con foie gras y confit.
Otras posibilidades son las ensaladas y las pastas, siendo su plato más interesantes la lasaña de xangurro con crema de cigalas.
De pescados solo tiene cuatro platos, las sardinitas en espetón, marinadas y ahumadas al soplete, los chipirones a la plancha con cebollas caramelizadas, el morro del bacalao al pil pil y el tataki de atún con alioli y cilantro.
De carnes: rabo de toro con padroncitos, brocheta / taco de buey con papas y mojo picón, magret de calimero con costra de pimienta y manzanas y el cachopín de solomillo ibérico al Cabrales.
Y para golosotes: arroz con leche requemao, miel y mató con nueces, tarta de zanahorias y calima de queso, degustación de quesos y siempre te ofrecen alguna sorpresa.
La bodega está compuesta por interesantes referencias de muchas de las Denominaciones de Origen peninsulares, algunas no muy conocidas, como Utiel – Requena, Yecla, Ribera Sacra, Ribeiro, Priorato, Monsant, Madrid y otras.
De lunes a viernes ofrecen un plato del día a 10 €.
Precio medio de carta 35 €.
Cierra los lunes.
Apolo, 2.- Madrid
Teléfono 913932358